Desde las neurociencias de las emociones y el coaching, acompaño a mujeres que sienten que su diálogo interno se volvió su principal juez: ese que alimenta el síndrome del impostor, debilita la autoestima y dispara niveles de estrés que afectan su bienestar y sus decisiones. Trabajo para que puedan reconocer y regular sus emociones, entender cómo funciona su cerebro en estos procesos y reemplazar pensamientos desadaptativos por otros que potencien su confianza en sí mismas y su liderazgo vivencial y profesional. Porque cuando aprendemos a liderar nuestra mente, dejamos de sobrevivir para empezar a vivir y crear desde la calma, la seguridad y el propósito.